Tuesday, April 19, 2011

Recursos Humanos

Estuve pensando:

 ¿Alguna vez han oído a un árbol quejarse por tener que hacer la fotosíntesis? ¿Se sabe de algún sindicato de abejas protestando para que les reduzcan las horas de trabajo? ¿Se quejan los ríos de no tener un sueldo justo? ¿Andan los colibríes cobrando sus servicios de fecundación de las flores? O más aún... ¿Se habrá oído de casos de hormigas que nieguen su ocupación leal y servil y quieran dedicarse a ser secretarias o políticos?

¿Será posible que el único ser de todo el ecosistema mundial que está insatisfecho con su labor es el ser humano? 

Es que nos hemos olvidado de que la verdadera retribución del trabajo no es un cheque los 15 y los 30; no son las 2 horas de almuerzo ni la hora de finalmente salir de la oficina; no es la pensión, ni el seguro médico, ni los reconocimientos y promociones... Nos olvidamos que la razón por la que trabajamos es para ser útiles. Es para crecer cada día, para aprender cosas nuevas y adquirir y desarrollar habilidades, y para aportar en vez de restar al mundo en que vivimos.

Nos hemos olvidado universalmente cuál es nuestro propósito y nos conformamos con sufrir de 9:00AM a 5:00PM para que nos den un papel que nos permite consumir lo suficiente como para querer volver al otro día y sufrir otras 8 horas. 

Qué ingrato el ser humano que aún teniendo la libertad de elegir su nicho (por falta de coraje o determinación) prefiere caer en el vicio de quejas y sueldos, remuneración y consumo, estrés y felicidad efímera.... Todo sin propósito.

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